Ivermectina, ¿es efectivo contra el coronavirus?, ¿cuáles son sus riesgos?
Desde hace días, notas en varios medios de comunicación mencionan que un antiparasitario llamado ivermectina es capaz de detener el avance el virus del SARS-CoV-2, responsable de COVID-19, hasta en 48 horas. Desde entonces, han aumentado las búsquedas en internet sobre este medicamento, que está ampliamente disponible en el mundo. Pero, ¿es verdad que puede […]
Desde hace días, notas en varios medios de comunicación mencionan que un antiparasitario llamado ivermectina es capaz de detener el avance el virus del SARS-CoV-2, responsable de COVID-19, hasta en 48 horas. Desde entonces, han aumentado las búsquedas en internet sobre este medicamento, que está ampliamente disponible en el mundo.
Pero, ¿es verdad que puede detener al COVID-19?, ¿ya se
probó en humanos?, ¿es seguro? Te contamos.
¿Qué es ivermectina?
La noticia de que la
ivermectina es efectivo contra la pandemia se conoció a principios de abril,
científicos australianos anunciaron que el medicamento antiparasitario,
disponible en todo el mundo y ampliamente utilizado en veterinaria, es capaz de
detener el crecimiento del virus SARS-CoV-2 en cultivos celulares en 48 horas.
Al menos esos son los datos que arroja el estudio colaborativo, dirigido por Kylie Wagstaff del Biomedicine Discovery Institute (BDI) de la Universidad de Monash en Melbourne (Australia), junto al Peter Doherty Institute of Infection and Immunity (Doherty Institute). El artículo científico está disponible desde el 3 de abril de 2020 on line en la revista Antiviral Research.
La ivermectina es un antiparasitario “muy eficaz”, usado de manera preventiva en el ganado, desde su descubrimiento en 1981. Desde entonces ha experimentado un crecimiento exponencial, hasta convertirse en un tratamiento estándar contra los parásitos, incluso en humanos. Es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un medicamento esencial.
“En el grupo de investigación estamos trabajando desde hace más de diez años con esta molécula, un antiparasitario que se usa de manera global para tratar los parásitos del ganado”, ha detallado el catedrático de Zoología e investigador del CIBIO de la Universidad de Alicante, España, José R. Verdú.
Verdú ha comentado, asimismo, que la ivermectina también se
utiliza para tratar patologías producidas por parásitos en humanos como la
oncocercosis, “enfermedad que afecta a más de 20 millones de personas
provocada por un parásito que se enquista en varias partes del cuerpo y en
muchos casos puede producir ceguera o incluso la muerte; o casos de parásitos
en humanos en Colombia y varios países de Latinoamérica”.
Por estas razones y por evitar la muerte de muchos humanos le concedieron en 2015 el premio Nobel de Fisiología y Medicina al japonés Satoshi Omura, tras más de treinta años del descubrimiento de la ivermectina.
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¿Por qué puede ser
útil para combatir el COVID-19?
Para Verdú, el posible uso de la ivermectina como antiviral
en humanos para tratar el virus SARS-CoV-2 suma grandes ventajas ya que
“está libre de patentes, es muy fácil de adquirir y cualquier empresa
farmacéutica puede sintetizarla fácilmente”. Es una molécula que es muy
común; se usa a nivel global y cualquiera la puede tener a nivel mundial.
Propiedades
La idea que apunta la publicación australiana es que la
ivermectina tiene otras propiedades a nivel celular. “Aún no se sabe muy
bien el modo de acción de esta molécula, la forma de inhibir la replicación del
virus, pero todo apunta a que la ivermectina actúa inhibiendo la interacción
entre las proteínas de integración del SARS-CoV-2 y las moléculas responsables
de la entrada del RNA al núcleo, evitando por tanto su replicación”, ha
explicado el catedrático de la UA.
Además, ha señalado que el efecto inhibidor “ya se ha
demostrado en otros virus, donde se ha
comprobado que la ivermectina actúa como inhibidor de las proteínas del HIV,
provocando que estas proteínas no puedan entrar en el núcleo de la célula y no
puede replicarse en el DNA; algo parecido se ha observado en el caso del
virus que provoca el dengue”.
El científico de la UA ha enfatizado, además, como
“positivo” que, aunque el
resultado publicado es in vitro, se ha demostrado que provoca el mismo
efecto que en los otros virus: evitar que el virus pueda entrar en el núcleo de
la célula y replicar ahí su componente genético, el RNA. “Falta demostrar a nivel clínico si es
viable y dar con la concentración adecuada para uso en humanos y que no resulte
dañina”.
Muy tóxico
La parte problemática en torno a la ivermectina sigue siendo
la misma: “Sus residuos, que se vierten al agua y al medio terrestre son
muy tóxicos a nivel ambiental, y para la diversidad de artrópodos, a los que
afecta. El uso indiscriminado de la
ivermectina tiene efectos a nivel efecto invernadero y de ecosistemas
terrestres y acuáticos, produciendo muchos residuos“.
Esto es lo que concluían en “First assessment of the
comparative toxicity of ivermectin and moxidectin in adult dung beetles: Sub-lethal
symptoms and pre-lethal consequences”, la última publicación científica en
la que Verdú y su equipo manifestaba su preocupación.
Esta última aportación se realizaba con un equipo
multidisciplinar, con participación de científicos del CIBIO y el Departamento
de Fisiología, Genética y Microbiología de la UA; la Universidad de Jaén,
Université Paul Valéry Montpellier 3; el Museo Nacional de Ciencias
Naturales-CSIC; la Universidad de Granada; y el IUCN-Centre for Mediterranean
Cooperation.
El grupo concluía que la ivermectina es seis veces más tóxica que la moxidectina para los insectos responsables del reciclaje de la materia orgánica, siendo la primera vez que se tenían evidencias científicas basadas en estudios fisiológicos.
Por esto recomendaban a los veterinarios y ganaderos el uso de moxidectina como una alternativa a tener
en cuenta en la desparasitación del ganado, en sustitución de la ivermectina
y para evitar las graves consecuencias que tiene en la Biodiversidad el uso de
ésta.
En la actualidad, la ivermectina es la molécula más usada a nivel mundial y también una de las más tóxicas para la fauna beneficiosa, asegura José R. Verdú.
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