La pandemia hundió al peso, tuvo su peor primer semestre en 25 años
El peso mexicano ha terminado un semestre desastroso, para la historia. La pandemia de Covid-19 arrasó con prácticamente todas las monedas del mundo. En el caso del peso mexicano, provocó que este viviera su peor desempeño para un primer semestre desde los efectos que se sintieran en 1995, posterior al colapso de regímenes de tipo […]
El peso mexicano ha terminado un semestre desastroso, para la historia. La pandemia de Covid-19 arrasó con prácticamente todas las monedas del mundo. En el caso del peso mexicano, provocó que este viviera su peor desempeño para un primer semestre desde los efectos que se sintieran en 1995, posterior al colapso de regímenes de tipo de cambio controlado implementados por los gobiernos de aquella época.
Es decir, el peso registró su peor primer semestre en 25 años al caer 22.37 por ciento. Este resultado es, de hecho, también la segunda mayor debacle semestral para la moneda mexicana, sólo superada por ella caída de 34.03 por ciento que reportó para el segundo semestre de 2008 por la crisis de las hipotecas.
Es importante decirlo, la
debacle del peso obedeció al factor externo, pero también estuvo influenciada
por la fragilidad de la economía mexicana que se traduce en una expectativa
de desplome de su PIB de hasta 10.5 por ciento por parte del Fondo Monetario
Internacional (FMI) para este año, así
como de la pérdida de más de 1 millón de puestos formales de trabajo más
los que se pierdan en el sector informal.
En este contexto, la falta de un programa de estímulo fiscal ha sido un elemento clave que ha profundizado la debilidad del peso ya que se espera que esto provoque que la recuperación de la economía mexicana sea lenta y prolongada, no en forma de ‘V’ como se señala en el gobierno, sino con una figura plana, de bajo crecimiento.
La debacle del peso
en números
Este semestre acudimos a la mayor debacle del peso para un primer semestre en décadas; es de
hecho la caída más profunda para nuestra moneda desde los grandes periodos
devaluatorios que existían en los regímenes de tipo de cambio controlado, en
los primeros seis meses de un año.
La crónica de la debacle del peso nos habla de un inicio de
año con expectativas favorables; la
moneda mexicana había cotizado al cierre del año pasado en niveles de 18.92
unidades por dólar y en los dos primeros meses de este 2020 mantuvo su
trayectoria apreciativa hasta colocarse ligeramente arriba de 18.55 pesos a mediados de febrero pasado,
lo que representaba una ganancia para nuestra moneda, en ese momento, de 1.76
por ciento.
Pero, mientras en México el peso se apreciaba, en el resto del mundo avanzaba implacable el Covid-19 y con él cerraban las economías lenta, pero inevitablemente. La llegada del virus a América, a mediados de febrero (al menos oficialmente), empezaba a configurar un escenario de presiones para la moneda mexicana.
Lee: Impagos de empresas, la otra amenaza para la economía mexicana
La fuerza del mercado
se hizo presente con el inicio del segundo trimestre, pero se intensificó
conforme pasaron las semanas; fue el 24 de abril cuando la cotización
interbancaria valor spot (48 horas), se ubicó en un máximo histórico de 25.13 pesos por dólar, para una
depreciación acumulada en ese entonces de 33.08 por ciento, lo que
convertía a la moneda mexicana en la más
castigada del mundo.
La debacle de más de 30 por ciento del peso, registrada en
ese momento, impactó en todos los indicadores financieros y económicos, es
entonces cuando la expectativa de un incremento marginal del PIB para este 2020
quedó enterrada por completo, era evidente que sólo un milagro salvaría a
México de registrar el segundo retroceso económico anual en fila.
Como señalamos, nunca en la historia de la libre flotación
de la moneda mexicana, es decir desde diciembre de 1994 cuando la gran
devaluación del 21 de diciembre de ese año enterró los regímenes de tipo de
cambio controlado, se había registrado
una debacle de tal magnitud para la divisa nacional en un primer semestre.
También vale la pena señalar que, nunca en la historia reciente, el peso y todas las monedas del mundo habían enfrentado un entorno global tan adverso, se trata nada más y nada menos que de la crisis mundial más grave en 9 décadas.
Hasta ahora, la mayor caída semestral para un primer periodo
de año, en esos 25 años de libre flotación, se registró en el primer semestre
de 1995 con un desplome de 25.2 por ciento adicional a la brutal devaluación de
21.5 por ciento reportada el 21 de diciembre de 1994.
Otro ajuste
significativo fue reportado en el primer semestre de 2002 cuando la moneda
mexicana se desplomó 8.79 por ciento, por los efectos de los atentados a
las torres gemelas de Nueva York y la consecuente recesión económica global.
Otro periodo semestral de fuertes presiones para el peso
fueron los años 2015 y 2016; en el primer caso, la divisa azteca tuvo una
depreciación de 6.42 por ciento en el primer semestre del año debido a las
condiciones adversas de la economía, con crecimientos marginales, además de la
desaceleración del gigante chino y de prácticamente todas las naciones del
planeta. En 2016 el factor electoral en Estados Unidos jugó un papel
preponderante por la incertidumbre en el mundo entero.
Sin embargo, lo sucedido en este primer semestre de 2020 es algo distinto, totalmente inédito, se enmarca en una crisis que ninguna de las actuales generaciones ha vivido. Esta debacle del peso quedará escrita en la historia.
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